Por: A. Jibran M. Macossay
La guerra de Galio una obra muy representativa de Héctor
Aguilar Camín nos lleva a un viaje donde nos muestra una imagen de la vida
política y en parte social en nuestro país.
La historia se ubica a finales de la década de los sesentas, reciente
a la famosa llamada matanza de
Tlatelolco, llevándonos por hechos como el movimiento agrario finalizando la
obra aproximadamente en 1986 que remata con el traumático suceso de la muerte
del personaje principal. En la obra no se termina de esclarecer quién o quiénes
fueron los culpables de dicho suceso aunque los sospechosos salen sobrando.
La lucha por mantener el un Estado “democrático” es lo que
llamaría la “razón del estado” por la cual se cometen todos los crímenes que se
relatan. También es destacable la ausencia de verdadera libertad y buen trato
por parte del gobierno hacia los habitantes. Donde la represión por difundir
ideas diferentes y relatadas como contrarias al sistema se castiga severamente.
Otro actor importantísimo de la Guerra de Galio son los
medios de comunicación representados en primera instancia por el diario la
República siendo el director de este Octavio Sala, a este diario posteriormente
ingresa Vigil llegando a convertirse en un miembro muy relevante desempeñando
su labor, resaltando la importancia de la democracia y la libertad de prensa. Sorteando
a lo largo de su carrera en el medio, dificultades como el exceso de uso de
autoridad por parte del gobierno.
Políticamente la vida del país durante aquella época estaba
marcada por la dictadura de un partido, el país sometido a las decisiones
unilaterales de una figura presidencial que asumía de facto los poderes
ejecutivo, legislativo y judicial. “El sometimiento al estado del pueblo
mexicano” como en algún capítulo de la novela se menciona. Dándole a este
sometimiento el adjetivo de “interesante” y quizá lo sea debido a que en los
albores del siglo XXI está más que probada la hipótesis de que México, su
gente, reacciona y tiende a avanzar económicamente, hablando sin que ello
signifique el aumento de la libertad y la garantía de justicia.
Con la anterior afirmación no se quiere proponer a las
dictaduras como una solución a los problemas económicos que enfrentamos sino
que es una manera de sacar a relucir el mal de una necesidad paternalista que
aqueja a la población mexicana. Mal heredado desde la época prehispánica y acrecentada
precisamente con la Colonia y sufrida aun en la actualidad.
La historia del diario la República inicia un poco lúgubre,
y, se describe hábilmente en la novela, un momento crucial se suscitó cuando el
mismo diario se vio obligado a hacer cambios internos, tanto administrativos
como operativos, debido a que como se alude al inicio, sus fundadores fueron
cristeros y conservadores, anti agraristas y pro americanos, para luego
convertirse en democristianos y liberales y hasta antigubernamentales, siempre
utilizando los medios necesarios para justificar satisfactoriamente lo que
decían como medio de comunicación. Posterior al cambio, el mismo diario se vio
inmerso en una lucha por la sobrevivencia y al lograr su independencia el
gobierno y las empresas que en su momento se habían confabulado para hacerles
mal ofrecieron de nuevo su favor momento para el cuál la República era “por fin
independiente” como lo señala uno de los personajes en el libro.
Posteriormente y por cuestiones tanto propias e impropias
Sala pierde la titularidad de la empresa y finalmente funda el diario llamado
la Vanguardia mismo que siguió el nuevo modelo del diario La República pero más
estrictamente y logrando definitivamente mayor libertad en cuanto a su quehacer
periodístico.
Un personaje muy relevante en la historia es Galio Bermúdez
quien tiene un perfil psicológico de manipulador y un tanto maquiavélico,
debido a que se vale frecuentemente del halago y el sarcasmo descarado en sus
intervenciones. Galio ejemplifica a esa clase media política mexicana encargada
de hacer el trabajo sucio de las más altas jerarquías utilizando diestramente
el gran cúmulo de información que posee.
La novela también nos remonta a aquel momento de dictadura
moderna vivida por el largo periodo asumido por un solo partido en el poder,
donde los mismos medios jugaban, tal como lo hacen actualmente, a especular
quien sería el próximo candidato presidencial. Y se le llama especulación
porque el mismo diario, La República, se atreve a publicar la nota sin la
certidumbre de los hechos, ¿coincidencias con el entorno actual? Al parecer sí.
Aunque en épocas contemporáneas se ha visto que el poder que los medios de
comunicación ejercen en la vida política del país es aún mayor debido a que con
los medios tan sofisticados de hoy en día es posible “fabricar” candidatos,
publicitarlos y venderlos tal como se vende un producto. La tarea es más ardua,
pero todo en pro de la obtención de votos y poder, aunque en sus estructuras
internas estos partidos ejercen y se someten a la decisión de unos cuantos.
Es un punto medular de la historia la labor que hace el
diario La República en sacar a la luz pública los hechos como las guerrillas,
las muertes y las irregularidades como el enriquecimiento ilícito como el del
dueño ex-revolucionario de los ingenios, casos que el gobierno no los reconocía
como verdaderos problemas y simplemente los negaba o los minimizaba, muy
similar al caso Hank de las últimas décadas, donde estas familias ahora
adineradas, ensancharon sus fortunas robándole descaradamente al pueblo.
Hay personajes como los hermanos Santoyo que son claro
ejemplo de ese mundo mexicano que viven en las sombras o “sótanos” como le
llamaría Galio los cuales luchan por ideales contraponiéndose a la idea de la
voluntad general sacralizada por Rousseau. Finalmente la muerte de Vigil y de
Santiago representa la muerte de esa generación de jóvenes “guerrilleros”
mexicanos que en su momento lucharon contra el régimen defendiendo vehemente
sus ideales, un México donde las personas a pesar de la opresión decidía de
alguna manera hacerle saber al régimen que no estaba de acuerdo.
Desafortunadamente las nuevas generaciones de nuestro país
han sido cegadas por los efectos de la
globalización y esta enorme industria del entretenimiento y los medios de
comunicación que solo ofrecen show’s, haciendo
de la noticia un morbo, otra causa probable de la poca participación activa de
la sociedad es el miedo mismo a ir contracorriente y terminar muerto, torturado
a sabiendas de un trauma pretérito, una llaga que no sana y que sigue y seguirá
a menos que queramos regenerarla.