En la teoría política existen dos
sistemas de ideas lo cuales se contraponen, pero que pareciesen que tienden a
referirse al mismo término cuando en realidad no lo son por que históricamente
divergen uno del otro.
La libertad negativa es la referida
a que la coacción debe ser aplicada para prevenir males mayores en la humanidad
sin necesidad de llegar a la coacción sino que solo debe enfocarse a la no
interferencia de agentes externos, ese concepto está referido a la idea clásica
de libertad. Aunque la idea que presenta Mill sobre este tipo de libertad es
que dicha libertad se refiere al intento de descubrir la verdad y desarrollar
cierto tipo de carácter, por lo que de manera concreta y resumida podemos
entenderlo como aquella libertad de hacer o no hacer algunas cosas determinadas
por las normas, por lo que necesariamente se entiende debería estar limitada
por ciertas reglas para regular la conducta humana que en muchas ocasiones
tiende a no armonizar “automáticamente” como señala el autor, además de que
este tipo de libertad es ética. Ya que
postula que para “evitar que los hombres se destruyan y conviertan la vida
social en una jungla hay que instituir salvaguardas mayores para mantenerlos a
raya”. Entendido como salvaguardas precisamente a lo mencionado anteriormente,
es decir; las normas.
La libertad positiva según Mill
parte del deseo por parte del individuo de ser su propio amo. Queda entendida
como la capacidad de hacer algo, no porque alguien se lo impida. Para
pensadores como Rousseau esta libertad se alcanza con la participación en los
ejercicios de comunidad relacionada a la voluntad general. Esto puede
equipararse con Mill que dicha libertad es la cualificación de la voluntad y
trata de responder a la pregunta ¿por quién soy gobernado? En concreto la
libertad positiva queda entendida aquella que obliga a un acto pero determinada
por una norma superior.
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